QUIEN TIENE UN AMIGO ANIMOSO…



Estos días tan fríos de invierno se disfrutan estupendamente en casa calentitos, con un libro que nos guste o de tertulia con buenos amigos. Pero los buenos aficionados no disfrutan dejando su afición para otro día. Así les ocurre a mi hermano  Juan y a mi amigo Ken. Éste pone en movimiento a aquél y ambos a mí. Vencida la pereza inicial, arrancamos este pasado domingo los tres para al monte.

Los dos son competentes seteros y saben que todo el año tenemos setas en Asturias y que aun en estos días de invierno podemos encontrar algunas especies. Unas son estupendas para capturar fotografíasbonitas. Las conseguimos, por ejemplo, de las bien conocidasTremellamesenterica con un precioso coloramarillo brillante y de la Trametesversicolor luciendo su espléndida variedad de colores. La humedad alta realza los colores y satina la superficie de muchas setas.

También en este tiempo podemos encontrar setas comestibles. Nosotros salimos en busca de la Oreja de Judas que es una seta de color vino tinto oscuro, gelatinosa, con aspecto y textura de alga, muy buena para secarla, molerla y utilizarla como condimento en guisos y sopas. Sin embargo, también se cocina fresca al ajillo o acompañando arroces o carnes.

Iniciamos la búsqueda por los ríos cercanos a Infiestotratando de localizar el saúco, que es el árbol en el que habitualmente se encuentran las Orejas de Judas aunque también aparecen en otros árboles. Tuvimos suerte con los chubascos y no cogimos la “chupa” que podríamos imaginar, ni siquiera nos mojamos. También la tuvimos con la búsqueda. Pronto empezamos a encontrar orejas, no muchas pero suficientes para mantener nuestra moral alta. Animados, dimos el salto hasta el Sella y seguimos cogiendo ejemplareshastaque reunimos los suficientes para sentirnos satisfechos.

La belleza de los parajes y la vista del río bien cargado de agua, hacía reconfortanteel paseo por aquellas veredas. Cuando la lluvia nos empezó a avisar de que la bonanza terminaba, volvimos al coche y nos dirigimos hacia Arriondas. Paramos a tomar algo en  “El picu la vieya”  esperando a que escampara y visitar un par de sitios más. Nada, no tuvimos oportunidad así que seguimos viaje. Como la hora ya lo aconsejaba,nos detuvimos a comer en “La pérgola” en Sevares bajo una lluvia abundante. El trato recibido excelente, la comida sabrosa y abundante como el agua que seguía cayendo fuera. El precio fue adecuado así que la sobremesa, como era de esperar con el día que llevábamos, estuvo animada.

Como teníamos el santo de cara, poco después de dejar el restaurante dejó de llover y clareó el día. Nos animamos a llamar a un amigo setero, pero no lo localizamos. Como por la mañana nos fue bien en Infiesto, ahora decidimos, sobre la marcha, probar suerte en los alrededores de Nava. Dicho y hecho, entramos por la carretera de Fuensanta y nos desviamos poco después en busca de algún río. Pronto estábamos recorriendo una orilla del río La Peña. Es una zona preciosa con vegetación abundante y está surcada por varias rutas para senderistas. Desde luego volveremos allá para recorrer la zona y disfrutar de la belleza del lugar.

 
Manolo Gonzalez


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