UNA RECETA SABROSA EN EL FIN DE TEMPORADA


Saludos amigos simpatizantes del blog Micogastronomiaasturiana. En esta ocasión os hago partícipes con gusto de la receta que Aurora, nuestra amiga y compañera de excursiones a setas, me enseñó hace un par de semanas.
Estamos próximos a Navidad y ya no es temporada de rebozuelos, al menos aquí en el Norte. Desconozco si en otras latitudes de España aún se recolectan. No obstante, me parece oportuno todavía publicar la receta ahora, ya que muchos, seguramente, tenéis la previsión de prepararlos para conservarlos durante meses. Además, estamos en tiempo de ágapes abundantes con menús muy tradicionales, así como de organizar con amigos comidas no tan convencionales pero sí apetitosas y más ligeras. Y aquí es donde vienen que ni pintados el ligero calabacín y el sabroso rebozuelo.
Mentando al rebozuelo, me viene a la memoria que este año no ha sido abundante su recolección. Tampoco las ricas Macrolepiotas (no incluyo en lo de ricas, claro está, a la tóxica M. venenata) y las olorosas senderuelas (Marasmius oreades) se prodigaron este año que termina; ni la tan apreciada seta de San Jorge, aunque ya se sabe, cada año es más difícil dar con ella. Quienes tienen localizados sus setales se apresuran a recolectarlas cuanto antes. En muchos casos cuando aún no hacen más bulto que el tapón de un frasco.
Recuerdo que se nos dio bien la temporada de Morchelas, tan en entredicho ellas por las indigestiones y otros daños digestivos que a veces producen. En ocasiones a personas que las consumieron anteriormente sin problemas. Parece ser que lo mejor es consumirlas después de desecadas y rehidratadas, pudiendo en este caso utilizar el agua o la leche de rehidratación siempre que se hierva.  Cuando se consuman frescas o congeladas nunca comerlas sin previamente cocerlas bien durante quince o veinte minutos y desechar el agua de la cocción.
La Oreja de Judas es una seta que hasta ahora no entraba en nuestra cesta. En enero pasado la empezamos a coger y como el invierno fue muy húmedo la cogimos hasta marzo. Recuerdo algunos ejemplares hermosos, estupendos ejemplos de que el nombre de Oreja no fue elegido al azar para esta seta.
Al principio del verano los boletos no escasearon en León ni en Asturias, pero la temporada fue corta. El verano se tornó seco y los boletos no reaparecieron en las cantidades esperadas.
Las lluvias de noviembre fueron beneficiosas para la recogida del portentosum, sobre todo en León que es el paraíso de los Tricholomas y de tantas otras setas, como los populares níscalos, los tubaeformis, la Lepista personata, la lengua de gato (Hydnum repandum) y otras. Aunque de todas éstas, en la presente temporada, no vimos demasiadas.
Que no se me olvide citar a la más sabrosa de todas ellas en opinión de muchos, o sea, la seta de cardo (Pleurotus eryngii)  que en ocasiones puntuales a lo largo de la temporada apareció abundantemente. Lamento decir que no tuve la fortuna de coger ninguna este año y me contenté con las que amablemente me obsequiaron los buenos amigos que uno tiene la suerte de hacer entre los colegas seteros. Quizá por esto me han sabido mejor que otras veces.
Lo siento, me he separado demasiado del asunto que me trajo al blog y sin proponérmelo os he descrito la temporada en unas cuantas pinceladas. Entenderéis que son las sensaciones que conservo de nuestras excursiones por estos lares y no valoraciones estadísticas para las que carezco de datos.
Ahora, sin más dilación, la receta
CREMA DE CALABACIN CON REBOZUELOS

Ingredientes:
1 calabacín grande o 2 medianos
                   2 ó 3 quesitos según la cantidad resultante de crema de calabacín
                   70 – 100 grs. de cantarelas 

Elaboración:
 
Se pican los rebozuelos en trozos muy pequeños y se ponen en una sartén con un poco de mantequilla. Echamos sal según gusto y los hacemos a fuego suave hasta que estén blanditos. Se reservan.
 
Aparte, los calabacines pelados y troceados se ponen a cocer con agua y NO se les echa sal. Si se ve que el agua mengua mucho, se va añadiendo más agua para que no seque.
 
Cuando los calabacines están hechos se les añaden los quesitos y los rebozuelos. Se mezcla bien todo con una cuchara de madera y luego se pasa por el pasapuré (mejor el de agujeros grandes) y… ¡a comer!
 
Es importante NO poner sal a los calabacines al cocerlos porque el queso ya los sala.
 
         Rosa prefiere usar minipimer en vez de pasapuré porque así queda una crema más licuada, más homogénea, sin tropiezos de cantarelas (rebozuelos), pero se sigue notando su sabor.
 
Ya sabes, si al comer te gusta encontrar pequeños tropiezos de las setas emplea el pasapuré. En caso contrario el minipimer.
 
Como dice Aurora, se tarda más en contarlo que en hacerlo. Aurora y Rosa prometen que nos facilitarán nuevas recetas de setas y, seguidamente, las pasaremos al blog.
Esperamos que los que leéis estas líneas y que recorréis las mismas regiones que nosotros u otras cercanas o quizá tan lejanas que ni se nos ocurre imaginar, la afición a la micología os haya proporcionado este año una gran satisfacción
Aurora, Rosa, Ken, Juan y Manuel, os deseamos Felices Navidades y que el Año Nuevo 2014 os sea venturoso.



                                          


                                              Tricholoma Portentosum
 

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