Resumen de las salidas de los meses de junio, julio y agosto.


Reseñar que fueron buenos meses, ya que hubo no pocos días de lluvia así que pudimos ver cosas interesantes, tanto desde el punto de vista gastronómico como micológico. A saber, ya en junio encontramos russulas, como cyanoxantha, vesca y también por supuesto virescens y otras muchas de más difícil clasificación y por tanto menos populares, de Boletus diremos que el aestivalis fue abundante, eso sí, la gran mayoría ya se encuentran con larvas; pero desde luego sí vimos algunos en perfecto estado para degustar, hay que decir que lo mismo ocurre con las russulas.
             Hemos visto algún Boletus aereus, estos son más escasos; pero es más fácil encontrarlos sanos; bastante frecuentes son los Lactarius volemus y también el piperatus, este último por supuesto no es comestible.

            Ya en julio y hasta pasados mediados de agosto abundantes Hydnun repandum y la apreciada Cantharellus cibarius y los otros Cantharellus friesii , ametystheus y algún melanoxerus, todos comestibles, aunque algunos deberían preservarse por su escasez, todos estos a medida que avanza agosto se ven mucho menos, sobre todo, si cesan las lluvias, esto es muy determinante.
             En el mes de agosto, además de todas las especies citadas, eso sí, siempre que haya humedad, nos encontramos con el tan deseado Craterellus cornucopioides y no se hay que olvidar del estupendo Boletus edulis, que suele aparecer alguno, éste lo buscamos en pinares y alerces a bastante altitud.

                Como especies interesantes por poco vistas o incluso por su belleza, citare algunas como Ramaria botrytis, Clavulina coralloides, Mutinus caninus, Grifola frondosa y no quiero dejar de citar, para mi gusto, a la bonita Mycena epipterygia.
               Nuestras salidas, exceptuando la única de los pinares, fueron todas a bosques de castaños y hayedos siempre en alturas entre 400 y 900 m.

Juan R. Glez. Diego
 

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