El
pasado jueves 25 de abril salimos a la busca de morchelas por nuestros lugares
habituales, osea, por la zona de Infiesto, Nava… Bueno, tengo que decir que yo
no salí. Una pequeña lesión de última hora me lo impidió, pero como Ken y Juan
sí lo hicieron y cuentan sus andanzas con tanto entusiasmo y detalle, no me
resisto a contároslas aquí en el blog, pues puede que alguno de los sitios os
resulten interesantes. Como es posible que algún detalle relevante me quede en el
tintero o cometa alguna imprecisión en la exposición de los acontecimientos,
los dos protagonistas quedan invitados a hacer la corrección que crean
oportuna.
La temporada de morchellas ya está avanzada y la humedad del
ambiente había disminuido bastante con unos pocos días de sol y viento. Temían
no encontrar más que el sitio y fue lo que ocurrió, aunque no tan
drásticamente. Consiguieron localizar algunas morchellas pateando y pateando
los lugares y removiendo hojas y ramas como nunca antes.
Dispuestos a que el día acabara bien, y opinando que a mayor
altitud habría más humedad y que la temporada estaría más en sazón, se
dirigieron hacia el interior llegando hasta LLerandi. Allí visitaron la bonita
iglesia del lugar y conversaron con una vecina que les contó que aquella iglesia
había sido reconstruida en 1952. Cómo no lo iba a recordar –dijo- si se había
inaugurado con su boda. La charla continuó animada. Se hicieron unas fotos
junto a la iglesia –cómo no- y llegó el momento de despedirse y de buscar setas
de nuevo, porque las cestas seguían ligeras.
Continuaban ligeras cuando llegaron a la carretera general a
Arriondas. Previamente se habían detenido en una casa rural que les llamó la
atención por su belleza. El propietario es un matrimonio joven muy atento, que
dejó el ajetreo de Madrid por la tranquilidad de Romillo para iniciar ese
negocio. Disfrutas allí de merendero, platos combinados y cocina por encargo,
rutas turísticas y alojamiento. Es un lugar con encanto, como se dice, al que
uno vuelve con gusto.
De estas rutas, la llamada de la Reina discurre cercana a un
río con sitios muy a propósito para encontrar colmenillas y otras setas. En
esta ocasión no apareció ninguna. Por lo visto, no era el momento.
Donde sí aparecieron algunas colmenillas y unos interesantesClathrus y algunas especies más fue a orillas del rio Mampodre, hacia donde se
habían desviado tratando de aumentar sus posibilidades. Así, en Ozanes, de
charla con un lugareño, conocen que siguiendo el Piloña encontrarían
colmenillas. Qué pena, no era el día. Empleo, ahora, el nombre colmenilla
porque con este sinónimo es como nombran a la morchella por esta zona.
Como ya viene siendo habitual cuando andamos por esta zona
pararon a comer en Triongo en el Restaurante El LLosu. Entonces Ken recuerda
que su hija le ha hecho varias veces la recomendación de visitar, muy cerca de
allí, El Mesón de Carcéu y allá se dirigen. Pasan unos minutos tomando algo, en
amena conversación con el matrimonio de propietarios. El sitio está muy bien y
preparan especialidades como el cachopo relleno de setas, cabritu, pitu calella
y otras más. Cuentan con entusiasmo ambos excursionistas que es un lugar para
comer estupendamente en un ambiente muy agradable y típico asturiano.
Ya estaba la hora de comer bien cumplida así que vuelven a
Triongo como habían acordado. Con toda la mañana de caminata a cuestas, no me
extraña que me digan que sentarse y dar cuenta del buen Menú del día fue todo
uno. Bueno y abundante como siempre en El LLosu.
Durante la sobremesa hablaron animadamente de este mundo,
del otro y, claro, de que no llevan nada más que cuatro colmenillas como quien
dice. Decisión rápida y a elegir rio para la tarde. Hay que ir acercándose a
Gijón y como tienen referencias de que en el rio Borines puede haber setas,
pues a probar suerte.
Un par de colmenillas, contadas, a la cesta. Llegaron a
Miyares, un pueblo con hórreos, casas preciosas, una iglesia que llama la
atención y hasta una torre medieval. Pararon en Casa Pili el tiempo para saciar
la sed y enterarse de la amplia cocina tradicional que prepara por encargo.
La excursión sigue por el Alto de la Llama a Libardón. Aquí
ven el Centro de Interpretación del Gaiteru de Libardón pero, por la hora que
era, dejaron para otro día visitarlo con calma.
Hay en la zona de Libardón sitios muy guapos para que haya
colmenillas y después de buscar en algunos de ellos, aparece la muestra. Como
no consiguen ninguna más, siguen ruta al Puente Agüera y a Villaviciosa. Esta
carretera bordea el rio Pivierda que cuenta con bastantes accesos en lugares
muy propicios para la morchella, pero el día ya no daba para más.
La excursión sólo necesitó de una cesta pequeña para los
dos. Posiblemente la morchela precise de más humedad que la de aquellos días.
Seguro que en el subsuelo había humedad pero también se precisa para las setas
humedad ambiental grande. Quién no recuerda esa estampa de setas con su piel
bellamente satinada en días húmedos. Tan distinta de la que se ve cuando el sol
y el viento secan el ambiente aunque hubiera llovido sólo unos días antes.
En esta ocasión, como en tantas otras, el éxito no está sólo
en el resultado numérico sino en el agrado encontrado en el desarrollo de lo
que nos proponemos. Lo que no deja de ser, si bien se piensa, una razón
importante para emprender cualquier tarea. Si no que se lo pregunten a Ken y a
Juan con su satisfacción al final de aquel día.
Saludos
amigos, hasta la próxima.
Manuel Gonzalez
No hay comentarios:
Publicar un comentario